sábado, 18 de mayo de 2013

Nace "La Linde" Revista Digital de Arqueología Profesional


Es de todos conocido que la práctica profesional de la arqueología tiene un pasado reciente y que alcanzó la madurez de sopetón. Se pasó de la infancia a la edad adulta sin casi adolescencia, etapa ésta última que, a pesar de lo difícil que es de vivir por las dudas constantes al tratarse de un periodo formativo, también tiene la ventaja de que una vez experimentadas y pensadas aquellas dudas, se alcanza la madurez con garantías de cierta solidez.

En nuestro caso, los arqueólogos profesionales nos vimos abocados al mundo laboral casi de un empujón y, sobre la marcha, se asentaron las bases contractuales (¡a principios de los 90 algunos teníamos dudas de si era necesario tener IAE o cotizar en la S.S.!), las de la organización laboral e, incluso, las de aspectos puramente científicos o metodológicos, debiendo aplicar un método a un trabajo que poco o nada tenía que ver con el ritmo de la práctica arqueológica de ambientes académicos.

En paralelo, los años finales de los 80, los 90 y principios de los 2000 se caracterizaron por la redacción de leyes, sobre todo autonómicas, que buscaron la protección del patrimonio y, a la vez, como consecuencia de ciertos articulados, consolidaron el ejercicio libre de la práctica profesional de la arqueología. También abrieron las puertas al libre mercado con las oportunidades que ello conllevaba en cuanto a la gestión, innovación y obtención de resultados, pero al mismo tiempo con altos riesgos de mercantilización y burocratización, al entender el patrimonio como una fuente más de obtención de beneficios a costa, en ocasiones, del propio patrimonio.

En este estado de cosas, quisimos pensar que sería la propia administración la que no sólo dictaría las reglas del juego, sino que además velaría por los agentes (públicos y privados) que iban a encargarse de proteger, estudiar, conservar y, en su caso, difundir el patrimonio.

Los reglamentos derivados de esas leyes, en la mayoría de los casos, nunca vinieron y la práctica profesional de la arqueología siguió su ritmo, con luces y sombras, con algunas frustraciones, pero también (hay que admitirlo), con bastantes satisfacciones. En el camino mucho se ha perdido (nos referimos al patrimonio), pero también es mucho lo que se ha recuperado.

Llegados al momento que nos está tocando vivir, creemos que si alguna vez hubo una esperanza en que “lo público” iba a jugar un papel no sólo de ejecutor de las leyes, sino que además iba a comandar el fomento de la organización del trabajo de campo, de la investigación y difusión del patrimonio, nos damos cuenta de que no sólo es imposible en este estado de crisis actual, sino que lamentablemente puede que tampoco lo sea en el futuro a tenor de los vientos políticos que soplan.

Por todo ello, ahora es el momento de re-pensar la Arqueología, al menos la profesional. Con nuevas estrategias, que sin duda pasan por las propias personas y no tanto por entidades administrativas y académicas. Personas, individuos (de la administración, de la profesión liberal, del mundo académico…), que busquen sinergias, que compartan plataformas de trabajo, de formación, comunicación y de difusión de ideas, de innovación para, cuanto menos, intentar seguir desarrollando la profesión.

Mientras las leyes se mantengan (y esa es una lucha en la que no hay que bajar la guardia, -véase el caso de la Comunidad de Madrid-) el marco de juego seguirá, pero serán los individuos los que debamos generar nuestro propio trabajo, busquemos formas de financiación y, lo que es muy importante, demostremos a la sociedad el valor y el rendimiento social de invertir en patrimonio, todo ello con prácticas más próximas al “público”, a las comunidades donde trabajamos.

La Linde” es una revista digital de arqueología profesional que nace al calor de este tiempo de incertidumbres y de falta de expectativas inmediatas para el colectivo de arqueólogos que desarrollan su trabajo fuera de los ámbitos estrictamente académicos o administrativos.
La linde es un límite, el final de una parcela, de un lugar. Se encuentra en el extrarradio, a las afueras.
Cuando estás en la linde, te hallas lejos del centro.

Nosotros, los profesionales de la Arqueología, los “sacatierras” como se nos ha llamado en ocasiones, estamos en el extrarradio porque somos arqueólogos que no estamos vinculados a ningún centro neurálgico del Patrimonio.

Así, encontrándonos tan a las afueras, algo desvinculados, hemos tenido que formarnos por el camino, a veces con grandes aciertos y en ocasiones con algún que otro error.

En esta linde en la que nos hallamos es, no obstante, donde siempre cabe encontrarse una brecha que te deja ver más allá de tu propia sombra, donde puedes asomarte a una ventana que te permite reinventar los modos de la arqueología tradicional y donde, en definitiva, se abren nuevas puertas hacia “otras arqueologías”, las que no son estrictamente oficiales, las que son aún más jóvenes que nosotros, las que tal vez acojan en su seno la semilla del futuro de nuestra profesión.

A estas brechas y a todos los compañeros ofrecemos esta plataforma de comunicación. Esperamos que sea vista como un portal al que llamar cuando se tengan reflexiones, iniciativas o resultados que quieran ser compartidos con todos aquellos que se sientan cerca de esta tan amada Arqueología nuestra. Es el momento de conocernos y darnos a conocer como colectivo más allá de nuestras propias comunidades y países, de intercambiar experiencias y de formarnos para aprender lo vivido y encarar el futuro con más conocimientos y mayor sabiduría.

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